diumenge, 26 d’octubre del 2008

A mi amiga.


Tenemos fotolog. Tenemos Facebook. Tenemos fotos en el Flickr. Nos conectamos al Messenger. Enviamos y recibimos e-mails al Hotmail, al Gmail o a loqueseamail. Colgamos videos en el Youtube. Tenemos un blog, o dos, o tres. Nos registramos en mil webs, nos bajamos documentos. Somos ALGUIEN en la red. Tenemos PRESENCIA en la red. Y ésta, es contínua.
¿Y quien no?

¿Conocéis el Suicidio virtual? ¿Y si ahora os cansáis de todo lo que he mencionado y lo elimináis todo?
Todos vuestros contactos se extrañarán, te llamarán, preguntarán por ti. Es curioso como la desaparición del mundo virtual puede hacer movilizar a tus compañeros y amigos para informarse de donde estás. Porque actualmente, tenemos tantas cuentas, direcciones, contraseñas y presencia en la red que en el momento en que desaparece algo enseguida te preguntas qué ha pasado. La fuerza de la red es tal que si un día realmente muriésemos, pero nuestras cuentas permaneciesen abiertas sólo se darían cuenta de que has dejado de conectarte. Tus contactos del Messenger se cansarían de tu apatía frente a la pantalla del ordenador, tus amigos del Facebook dirían que te has cansado de esta nueva moda, los usuarios de los foros a los que entras ni siquiera se acordarían, simplemente porque tu cuenta sigue ahí, sólo que no está activa.

Esto me hace pensar, ¿somos más importantes en la red que en la vida real?
No, simplemente que la Red nos ha abierto una ventana a las amistades. Igual, en tu día a día mantienes contacto con 10 o pocas más personas, pero en la Red somos los reyes del universo. Acumulamos más de 300 amigos en Facebook y las visitas a nuestras fotografías o entradas al blog se cuentan en curiosos y cotillas, (que sumamos un buen número, no lo puede negar nadie). Las nuevas redes sociales te hacen un hueco en el mundo. Si eres tímido en el cara a cara, gracias a las nuevas tecnologías eso se ha acabado. Es normal conectarse a las tantas para bajarte una canción, o pasar un archivo. Si se te olvida algo sabes que no hay problema, ya habrá alguien que lo cuelgue en la red o te lo pase vía mail. Todos estamos en la red. Por eso, cuando alguien, desaparece TOTALMENTE de Internet, incluso Googleando su nombre no sabes dónde está, damos a esa persona por desaparecida. Nos cuesta ir al teléfono y hacer una llamada, porque, me reitero, nos cuesta entender cómo esa persona no puede estar en ningún rincón virtual.
Tras esta reflexión, el poder de las relaciones virtuales, y la interactividad, ¿ es demasiado o sigue su curso?

1 comentari:

Jordi Luna ha dit...

la desaparicion que comentas es totalmente literaria no ? jeje por aquí me paso!